Por Facundo García, para la sección «Espectáculos» del diario Página/12
«(…) Pirotecnias numéricas y financieras aparte, lo concreto es que enchufar la entrada USB del lector electrónico y empezar a cargarlo ocasiona sensaciones orgásmicas en cualquiera que tenga más de dos litros de sangre en las venas. Esa novela que quedó en casa de una ex y que por razones editoriales o económicas se había vuelto inconseguible espera ahí, al alcance del mouse. Un click y bam, la peor herencia de un desamor queda resuelta. En menos de cinco minutos, la obra completa del autor ya está bajada y lista para dejarse recorrer. Se terminó el “está agotado” o “hay que pedirlo a España” que debían soportar los lectores de la periferia; y los lanzamientos de esta semana en Nueva York o París se pueden pedir desde Buenos Aires o viceversa, algo que hasta hace poco requería un monto de dinero incomparablemente superior (…)»
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Y, además, un apartado sobre El fin de la noche:
«(…) El sello El Fin de la Noche (elfindelanoche.com), por ejemplo, trabaja con un catálogo donde entran consagrados y nuevas voces, sumando al papel la posibilidad de leer gratis online y encargar los libros en formato digital por un precio que ronda los cinco dólares. Carolina Sborovsky apunta que el proyecto tiene como base “la idea de liberar la lectura, que para nosotros es un derecho”.
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