“La Argentina rural, que asoma en las tres partes y se instala en la última, no deja de ser, aun contando historias de overos y biguaces, un país visto por los que en él, de algún modo, no vivimos, un espacio que en cualquier momento se mimetiza: Una tierra soñada que siempre sangra / (bajo los muros que hacen sombra al Albaicín).
El recorrido de los biguaces y el boyero por los pagos criollos, sumado a las guerras del desierto entre caciques y cautivas, aparece como una sucesión de búsquedas. Hacerse ‘hombre’ será el aprendizaje imposible del boyero; encontrar la estirpe, el norte del Biguá. En nuestra infancia desértica, uno de los pocos libros de lectura se llamaba, precisamente, ¡Canta Boyero! y, como todos los de su especie, conminaba a alzar pechitos patrióticos en gallarda e inocua formación hacia la nada. Captando el lado más inverosímil de esa tradición y adueñándose de su pedagogía, Puros por cruza nos incita a un goce redentor.
La oportunidad de la lectura será, entonces, la de desparramarse entre sirenas, anguilas sonrientes, ballenas mancas, lunas con pechos y ancas de agua. Ocasión de celebrar la espuma en los charcos, pues, si más no tuvimos o tenemos, ‘fue por mal apadrinados’.”
Del prólogo de Adrián Pablo Fanjul
Eduardo Magoo Nico nació en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, en 1956. Luego de formarse en la militancia de izquierda, funda, junto con Roberto Barandalla, el Taller de Investigaciones Cinematográficas, con el cual participa del legendario festival Alterarte en San Pablo, Brasil. En 1995 publica su primer libro de poesía, La Polaca. Convocado por Pablo Pandolfo, lee junto al grupo Verbonautas durante sus primeros recitales. Desde 2001 reside en Trieste, Italia, donde trabaja en el ámbito del proceso de desmanicomialización y restitución de los derechos civiles a las personas con disturbios mentales iniciado por Franco Basaglia.