a. Adónde me llevan los cuentos de Pía.
b. Conocer a Pía.
c. Preguntas encontradas en los cuentos de Pía
Adónde me llevan los cuentos de Pía. En el principio fue así: una chica espera en el aeropuerto a que otra chica baje del avión; una porteña se muda al campo, una nena se va a vivir a otro país, una hija grande y su madre se van a resolver cuestiones de familia a Quito. A mí me gustan los libros que me transporten a otro país, a otro mundo, a otro tiempo, a otro cuerpo, a una otredad donde acaso tenga la fortuna de encontrarme con un espejo o algo más interesante. Extranjeras contiene estas posibilidades, aunque a mí me gusta, sobre todo, que Pía se concentra, se detiene en una escena hasta sacarle toda la sangre. Como si nunca se hubiera ido a ninguna parte, como si hubiera estado inmóvil siempre, observando a sus personajes moverse y viajar.
Conocer a Pía. Hace ya unos cuantos años yo colaboraba en una pujante, azarosa, milagrosa y quijotesca revista literaria. Se llamaba Mil Mamuts y queríamos con semejante nombre dar idea de estampida poderosa y también, una especie de aceptación de nuestro destino: a poco de nacer y multiplicarnos nos extinguiríamos. Más tarde supimos que en Nicaragua hay una revista que se llama 400 elefantes. Ellos siguen editando la revista en formato digital. Eligieron un nombre que les sirvió de conjuro contra la era del hielo.
Como por arte de magia aparecían en nuestras casillas de correo cuentos de toda Latinoamérica y en nuestros escritorios libros, decenas de libros. Uno de esos libros tenía un título como mínimo, interesante: El mundo era un lugar maravilloso. No conocía a la autora, pero los cuentos eran muy buenos. El volumen pasó de mano en mano por el staff y decidimos publicar El mundo era un lugar maravilloso, que le diera título al conjunto. Su autora era Pía Bouzas, a quien luego conocería en un café de esta ciudad, y con quien nos descubrimos parientes, de la familia de Hebe Uhart, de sus talleres a los que concurrimos cada uno en diferentes épocas.
Preguntas encontradas en los cuentos de Pía. Los personajes principales de los siete cuentos de Pía Bouzas en el libro titulado “Extranjeras” son mujeres.
Las mujeres de los cuentos de Pía Bouzas se preguntan muchas cosas.
Tuve el tiempo disponible para contar cuántas preguntas explícitas se hacen las mujeres en los cuentos de Pía Bouzas. Conté 158 preguntas. Sin contar las preguntas que me hice yo. Puede no ser un número exacto, puede haber una variación de más o menos dos. Pueden ser 160 o 156. Ustedes podrán luego corroborarlo en sus casas, el hecho es que en el libro de Pía Bouzas los personajes se preguntan algo al menos una vez por página. Es cierto que hay páginas dónde no se preguntan nada y hay otras dónde los interrogantes surgen a borbotones. Podemos establecer una analogía entre días y páginas. Hay días donde no hay preguntas, hay días donde parece que no necesitamos ninguna respuesta, días dónde no necesitamos saber nada. Y hay días donde todo es pregunta.
Al evaluar los distintos tipos de preguntas que se hacen las mujeres que actúan como personajes en los cuentos de Pía Bouzas, me di cuenta que de acuerdo a las preguntas que yo escogiera para leer en voz alta, comenzaría un proceso complejo que podría tener alguna de las consecuencias siguientes:
a) Que Pía se arrepintiera de haberme elegido como uno de sus presentadores.
b) Que yo diera una impresión equívoca del contenido de los cuentos de “Extranjeras”.
c) Que hubiera elegido un método equivocado, el de las preguntas que se hacen las mujeres que actúan en los cuentos de Pía Bouzas, para hablar de este libro que contiene siete cuentos hermosos, duros, tiernos, intimidantes.
Esto que yo comenzaré a hacer se podría transformar en la manipulación política de una estadística. Hay distintas familias de preguntas y uno puede elegir una familia, o dos o tres y dejar afuera a una, o dos, o tres. Para evitar esto, voy a dar ejemplos de todas las “familias”.
Las mujeres que actúan en los cuentos de Pía Bouzas, sólo piensan en sexo.
¿Y ustedes no piensan tener bebés?
¿Qué quiere decir el brillo en la mirada de un hombre? Si un hombre en una fiesta se te acerca, te invita una copa, te da conversación y, como al descuido, te acaricia el brazo al hablar ¿qué quiere decir? ¿Es flirteo social o es algo más? Si con la mirada te escudriña, te juguetea, te desnuda de pies a cabeza, ¿cuántas veces más necesitará mirarte antes de llevarte a una cama? Y si ese hombre es un amigo, ¿qué insinúa? ¿insinúa algo?
¿Los chismes la calientan o el chico?
¿Sería capaz de cogérselo?
Las mujeres que actúan en los cuentos de Pía, son profundas y sensibles.
¿Quién era más vulnerable? ¿El qué recuerda o el que olvida?
O son triviales, cotidianas.
¿Y vos? ¿Tus cosas?
O impacientes.
¿Dónde vamos a conseguir mármol en esta ciudad más pobre que el carajo?
O piensan dos veces las cosas.
¿Por qué iba a decirle la verdad?
O no entienden que pasa por la cabeza de sus amigas.
¿Estaría celosa? ¿Qué le había pasado en estos años? ¿Por qué no se ocupaba de su vida cuándo tenía todo lo que cualquiera hubiera deseado?
O son madres preocupadas.
¿Estuvo ictérico al nacer? ¿Amarillo?
¿Tuvo vómitos?
Son líricas.
¿Cómo sería ver un cielo con cuatro lunas? ¿Aparecerían todas al mismo tiempo, o sólo por estaciones?
Sólo piensan en la imagen.
Estás bárbara últimamente, ¿qué te hiciste? No me digas… ¿te operaste?
No son nada maternales.
Por eso fue que en algún momento del velatorio le dije a Laurita: “Perdí una hija, pero gané un hijo”, ¿qué otro motivo tenía yo para decir algo así? Él estaba a mi lado, pobre chico, ¿qué otra cosa podía decir para consolarlo? ¿Quién podría decir que yo no estaba sufriendo la muerte de mi hija?
O se cansan de preguntarse cosas.
¿Y? ¿Por qué diablos me estaba haciendo tantas preguntas ahora?
O manejan una eficiente practicidad:
(…)quería que la cremaran porque: “¿Quién va a venir a ponerme flores?”, decía la pobre viejita, con toda razón, (…)
Conocer a Pía. Pía sabe escuchar, Pía observa. Pía es seria, es una persona seria y responsable, Pía tiene muchas cualidades admirables. Pía es confiable, yo a Pía le compraría un auto usado, yo pondría las manos en el fuego por Pía. Pía sabe escuchar y observar, así que es, como sus cuentos, de veras intimidante.
Adónde me llevan los cuentos de Pía. Al mundo de las mujeres. Al mundo. Las mujeres en verdad no son todas iguales. Sus geografías y viajes interiores están aquí expuestos.
Diferentes párrafos del cuento “Cuestiones de familia” nos mostrarán a esa madre insoportable, tan detallista, a esa mula empacada que sólo quiere una cosa, una sola simple cosa: que el mundo se adapte a sus necesidades. Pero al final, un giro, una pirueta, un pase de magia y Pía convierte a esa vieja testaruda en un ser que nos conmueve y la amamos.
En el cuento “Una gota de sangre del talón” sufrimos la experiencia de una madre primeriza ante la posible enfermedad de su bebé. Hacia el final, unas pocas líneas nos aseguran que los estudios médicos dieron bien, pero para entonces el lector ha colapsado en un laberinto emotivo. Las magias de Pía.
Preguntas y respuestas. Repetir aquellas preguntas pueriles, dramáticas, tiernas que mezclé como quien mezcla las barajas, nos llevan al planteo de un enigma: qué respuestas literarias tiene Pía Bouzas. En eso está el arte, el secreto: en cómo Pía desenrolla su madeja y nos envuelve, nos chamuya al oído una vieja canción de cuna y de espanto, nos paraliza, nos moviliza y nos deja en la boca del león, listos para ser devorados por sus palabras. Pía interroga y responde de una forma maciza y contundente, con siete cuentos que nos hacen creer que estas mujeres son, también, un lugar maravilloso.
Y así seremos felices, por ahora. Gracias, querida Pía Bouzas.