«(…)¿Qué música escuchás cuando escribís?
Depende de lo que esté escribiendo: cuando encuentro la música que me funciona para un texto, la repito obsesivamente y después no la puedo usar para otra cosa. En Se esconde tras los ojos gasté Parklife, el disco de Blur. Para la novela que estoy trabajando ahora, es el Concierto de Köln de Keith Jarret. Tomé la sugerencia de Purgatorio, la novela de Tomás Eloy Martínez, donde la narradora lo escuchaba para escribir. Como está improvisando todo el tiempo, con las repeticiones se aprende a escuchar los momentos en los que Jarret no sabe para dónde ir, donde estira una idea y hace tiempo hasta pegar el salto al vacío, cómo va tanteando un compás o tirando cinco líneas hasta que una le da la salida para la próxima sección. Como es Keith Jarret, siempre cae sobre ideas mejores y la música que improvisa fluye y respira en cada nota mejor que cualquier cosa compuesta con pausas y analíticamente. Escucharlo al escribir es a la vez un modelo de trabajo y un acto de fe (creer que a uno le puede pasar lo mismo).
¿Qué libro es ideal para leer en el baño?
Me regalaron hace años, justamente, un libro yanqui que se llama “The Bathroom Reader”, un libro de 500 páginas lleno de recortes de revistas y datos inútiles que se leen en el tiempo justo en el que uno hace lo que tiene que hacer, una versión impresa del zapping de Wikipedia. Algún editor local debería hacer la edición argentina. (…)»
La entrevista completa, en este enlace
(Y acá se puede leer y/o comprar Los destierrados)