Si “el estado natural del adulto consciente es una infelicidad relativa”, como nos arroja Francis Scott Fitzgerald en su deslumbrante El Crack-Up, entonces estos poemas, también montados en la fecunda tradición de las escrituras del yo, pueden leerse como el balance de ese devenir adulto. Pérdidas y ganancias, vísperas a escenas que no siempre se concretan, gestos banales o lacerantes recurrencias: de lo que se trata, parecería decirnos su autor, es de registrarlo todo sin impostaciones. En éste, su primer libro de poemas, Augusto Marinozzi indaga en los bordes más y menos amables de las relaciones, las ciudades, las cosas. Lo hace con impiedad, humor o desencanto, y siempre con lucidez. Los cuarenta y ocho a los que el título alude son menos una huella etaria que un modo de ver. Ya lo sabemos: la madurez es un estado de consciencia. Augusto Marinozzi nació el 12 de julio de 1960. Es licenciado en Economía. Escribe ininterrumpidamente desde los 12 años, fue alumno de la escritora Claudia Massin y asistió también a otros talleres literarios. Cuarenta y ocho es su primer volumen de poesía.