por Mariano Blatt, para El interpretador
«(…) Que quede claro que Mar de Pijas no es una novela gay, ni siquiera literatura de putos. Quesada no trata ni está interesado en la identidad de género. En todo caso, lo que sí abunda, es la identidad de pijas. Y esto puede parecer un chiste, pero no lo es. No sé si decir o no que “ya era hora”, pero la verdad es que ya era hora de que hubiera una novela con la pija como centro. Ya era hora de que alguien acabara con ese vacío inexplicable de la bibliografía sobre pijas.
Para muchos chicos la pija (la propia y las de los demás) es el centro de sus vidas. Y si eso los transforma en gays, homosexuales o putos, no les importa. No están interesados en la identidad sexual, están interesados en la pija. Respetemos los intereses de cada uno.
(…) Ahora, ¿y sobre la novela en sí? Ok, bien, ya entendimos de qué la va, pero ahora queremos saber qué onda, cómo la va. Bueno: genial, perfecta, excelente. Renovador. Así es el estilo de Quesada. Las descripciones son precisas, el relato atrapa. Las cogidas calientan. Siempre pensé que eso era importante. De un libro de terror esperamos que nos asuste. Mar de Pijas te calienta, te da ganas de coger.
También hay maestría en el modo en que Quesada inserta la historia en la ciudad. El olor a pescado podrido del puerto, el viento y las bicicletas, los pibes muertos que se lleva el mar.
Mar de Pijas es no solo el reflejo de la pasión por la pija, lo que la coloca en el centro de la literatura nacional (¿acaso no es la pasión una de las cualidades típicamente argentinas?) sino también un bello y preciso retrato de una ciudad particular en un determinado momento. Y a mí entender, belleza y precisión son dos de los objetivos más difíciles de alcanzar usando el lenguaje como medio de expresión. Por lo tanto, mi más profunda admiración por Alejandro Quesada y su Mar de Pijas.»
La reseña completa, acá