Escribí hace tiempo este libro en una isla famosa, que la codicia europea le compró por 24 dólares a la codicia americana, esta última convencida de que los compradores eran unos idiotas, porque ¿quién puede creer que la tierra es algo que se compra o se vende?
Varios siglos después, estos versos no buscaron la imposible representación de la ciudad real que se alzó en la isla (toda representación es, por fortuna, imposible), sino la representación de lo que ella –muy discutiblemente– vuelve a presentar: el resto de Occidente, un objetivo a escala, más humilde, más factible.
Es el Manhattan del multiculturalismo, el sueño acuñado en las aulas de Columbia; el de las conversaciones con Roberto Echavarren, con excelente vodka de por medio; el de un mundo que tenía entonces dos torres más y una clintoniana esperanza; y es un aleph pequeño que, como un agujero negro, desea engullirse la historia y las múltiples historias. Pero un aleph que regurgita imágenes y épocas que poca conexión tienen con la isla, a menos que entendamos que toda la Tierra es la sola isla de un mar único y que podemos ser Ulises o Crusoe, independientemente de toda otra intención y aun de la misma época en que creamos estar leyendo estas palabras.
Luis Benítez
Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York; de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia); del Advisory Board de Poetry Press (La India) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes (París, Francia), así como varios premios nacionales e internacionales por su obra literaria. Sus 24 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay, y obras suyas fueron traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, flamenco, griego y macedonio.
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