Por Joaquín Aristegui para la revista Cinosargo
«(…) Y esto es algo que encontraremos en el último de los capítulos, el más formal de todos, pero no por ello más bello o interesante.
De alguna manera, lo que el libro intenta destacar o proferir es un modo de recepción o lectura del universo Fanteano. No debe resultar por eso casual la irrupción de cierta escuela de la tradición crítica: Eagleton, Williams, Hoggart; como sabemos, una vertiente marxista dentro del análisis literario
Estas herramientas, este modo interpretativo que ventajosamente trata de analizar las relaciones entre el arte y la sociedad como instancias interdependientes una de otra, le permite a Arabia realizar una lectura diacrónica y sincrónica sobre una obra que, desde hacía ya un tiempo, merecía un estudio e investigación de semejante profundidad.
Uno de los principales atractivos de la obra, es el breve intercambio de palabras que tuvo Arabia con el hijo del célebre y escritor Dan Fante, que a modo de epílogo se presentan en el trabajo.
¿Por qué escribir algo sobre John Fante, acaso un autor recientemente conocido?
Quizás, y precisamente, por un modo –inevitable y poco común- de justicia inevitable- en el campo literario.
Es desde la justicia y la valentía donde lector debe sentir la complicidad para ingresar en este universo.»
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