Por Natalia Mansuelto para la revista Medios Lentos
«(…)¿Cómo fue que te acercaste a la lectura de John Fante?
Yo editaba una revista que se llamaba “Megafón”, con una tirada de 3.000 ejemplares, y un amigo en Uruguay, escribía reseñas para la revista. Si bien no le había hecho una crítica muy positiva, me insistía mucho para que lo leyera. “Leé a Fante, leé a Fante”. Obviamente no le hice caso. ¿Viste cuándo alguien te recomienda algo tanto? no le haces caso…Y bueno, pasó un año y medio, y me acuerdo que un verano, salí a comprar algo para leer, para ver si encontraba algo y apareció el mismo John Fante. Leo la contratapa y contaba que era la historia de un chico problemático, lector de Schopenhauer y de Nietzsche – y para mi en su momento, eran autores muy importantes – y en la solapa, aparecía la cara de Fante… ¡y era impresionante! todo peinado para atrás, una cara de escritor maldito, y me dije a mi mismo “esto lo tengo que leer”. Llegué a mi casa, empecé a leerlo y creo que llegué a leer la mitad de la novela esa misma noche. Así fue como empecé con él.
¿Cómo se llama el título que empezaste a leer?
“Camino de los Ángeles”. Te pasa muy pocas veces en la vida, que te llega un autor y decís “qué bueno esto”. Lo más lindo de todo era que era una tetralogía, entonces eran cuatro novelas del mismo personaje, y me dije “esto lo tengo que leer todo”.
Fabián Casas, hablando de Andrés Caicedo, decía que hay un momento particular en la biografía de cada lector: ese momento ocurre cuando éste sale a buscar los libros de un autor al que admira, como una especia de caza. ¿Vos identificás ese momento de búsqueda de material con Fante?
Si, de todas maneras, el problema con su obra era que ya supuestamente estaba todo editado con Anagrama, pero tiradas muy reducidas. Pero de a poco, empecé a conseguirlos a todos. (…)»
La entrevista compelta, en este enlace