«(…) Esta especie de factum sempiterno (un hecho nacido para la eternidad) es lo que me impactó del devenir de la novela, desactivando el conjunto de preceptivas subjetivas acerca del buen escribir. Y, justamente, ¿no se trata de eso, de crear un artefacto literario que, en su empuje, arrastre al lector, sus matrices de lecturas, la cultura, y el conjunto de condiciones de imposibilidad de aprehensión de la singularidad del texto en cuestión? Yo creo eso, y creo que Victor Godgel lo logra. (..)»