I
Bueno, descargamos el carro:
Sólo unas botellas de vino y las amapolas de Rimbaud.
Crecimos sin darnos cuenta, y ahora esperamos en el camino.
Al menos estábamos cerca de la gente y de su tierra,
Aunque todos nuestros hábitos fueron corrompidos.
Al principio el pueblo era celeste,
El sol nos despertaba y nos dejaba tontos después del mediodía.
Éramos las uvas brillosas del verano,
Con nuestra cáscara desnudábamos al viento.